Las arterias representan nuestra edad mejor que otras partes del cuerpo. Según envejecemos la tensión arterial va en aumento, y esto sucede porque la parte exterior de las arterias conocida como externa o adventicia está formada por fibroblastos y colágeno, de manera que el paso de los años tiene unos efectos negativos similares sobre esa capa a los que tiene sobre la piel.
¿Por qué aumenta la presión arterial a partir de los 60 años?
La presión arterial aumenta a partir de los 60 años debido a varios factores, aunque la edad, la alimentación, el sedentarismo y el estrés son los más importantes. Algunos de ellos inciden de forma más significativa en la presión alta que otros y algunos son más difíciles de controlar sin ayuda externa que otros.
Edad
La edad es sin duda el factor más importante en el aumento de presión arterial. El endurecimiento de la túnica externa (la capa exterior de la arteria), que envuelve y recubre a la túnica media y a la túnica íntima tiene como resultado que las arterias se vuelvan más rígidas y menos dúctiles, por lo que el paso de la sangre con oxígeno se dificulta y el corazón debe hacer un esfuerzo extra bombeando más sangre y con mayor fuerza.
La razón de esta rigidez se encuentra en la propia composición de la túnica externa, una mezcla de colágeno y fibroblastos. Cuanto más envejecemos más colágeno perdemos en todo el cuerpo y además con la edad también se reduce la cantidad de colágeno que nuestro cuerpo puede absorber con los alimentos.
Aunque la rigidez de la capa exterior de las arterias no es suficiente para provocar una tensión arterial elevada, sí es una parte importante del proceso, pues hace la función de un cincho apretando a las otras dos capas, la túnica media y la túnica íntima.
Si a través de malos hábitos de vida estas dos capas se dañan- sobre todo la túnica íntima-, la presión arterial alta y seguramente después la arteriosclerosis no tardarán mucho tiempo en aparecer y agravarse si no son tratadas.
Aunque este proceso de pérdida de colágeno es irreversible, siempre pueden tratar de mitigarse sus efectos. Además del colágeno que se encuentra en los alimentos que comemos y que está presente en frutas ricas en vitamina C, manzanas, fresas, apio, pepinos o remolacha, también existen suplementos dietéticos de colágeno hidrolizado en el mercado que pueden ayudarnos a aportar más colágeno y elastina al cuerpo.
Alimentación
Como hemos visto la edad causa una perdida de la flexibilidad general de las arterias, sobre todo de la capa exterior. Puesto que se trata de un proceso degenerativo no podemos pararlo, pero sí combatirlo a través de mejoras en nuestro estilo de vida.
Una alimentación correcta en edades avanzadas es fundamental para evitar que la túnica interna y el endotelio vean comprometida su función principal de empujar la sangre con oxígeno. Abusar de carnes rojas, grasas trans o saturadas, lácteos con toda su grasa, o tomar grandes cantidades de sal, dulces o azúcar dispara el colesterol malo LDL y provoca el taponamiento interno de las arterias.
Según la teoría del ganador del Premio Nobel de Química Linus Pauling, el por qué se producen las placas de LDL en las arterias tiene que ver con la deficiencia de colágeno y vitamina C. Cuando el organismo nota la falta de vitamina C y colágeno opta por reparar las microfisuras que se producen en el endotelio y en la túnica interna con una lipoproteína llamada LPa, que forma parte del colesterol LDL.
Por ello el cambio de hábitos alimentarios a edades avanzadas es transcendental. En esta etapa se aconseja comer más frutas y verduras, granos enteros, pescado y carnes blancas como pollo, pavo y conejo, lácteos sin grasa, legumbres, frutos secos y una cantidad de sal menor a 2300 mg.
Beber agua en vez de alcohol y refrescos azucarados es también un hábito que revierte el proceso degenerativo arterial y ayuda a controlar la presión alta.
Sedentarismo
Otro factor en el aumento de la presión arterial es el sedentarismo. Si en el caso de las personas jóvenes la razón de éste suelen ser los horarios que no permiten hacer ejercicio y los desplazamientos en vehículo en lugar de a pie, en los adultos mayores el sedentarismo es motivado por la pérdida de masa muscular y la rutina.
Algo tan básico como caminar 40 minutos al día puede hacer una gran diferencia en la presión arterial y en la arteriosclerosis. Incluso caminar 3 series de 10 minutos al día proporciona un excelente resultado al bajar la presión sistólica, como han demostrado estudios médicos realizados en Corea del Sur.
Tabaco
El tabaquismo tiene efectos severos sobre la presión arterial, por lo que en los fumadores de más de 60 años los efectos nocivos del tabaco tienen un efecto multiplicador. La nicotina por sí misma es un fuerte vasoconstrictor, que coadyuva en el proceso de endurecimiento de las arterias a medio plazo y eleva el ritmo del corazón.
Incluso hay estudios que relacionan la nicotina con la creación de trombos en la sangre, lo que pone al fumador en un peligro real de sufrir daños permanentes en su salud a través de un aneurisma.
Una de las mejores medidas, que cualquier persona puede tomar si sufre de presión alta es dejar de fumar, sobre todo si su edad es avanzada. Al abandonar el tabaco la mejora en su salud será muy rápida, sobre todo si se acompaña con ejercicio y dieta saludable.
¿Cuáles son los rangos de presión arterial a partir de los 60 años?
Como ya hemos visto la edad y el sedentarismo son factores de difícil control, por ello es muy importante tomarse la presión una vez al día y conocer exactamente cuales son los rangos de presión arterial para las personas con más de 60 años de edad, ya que hay factores que indican que cuando envejecemos la presión arterial sistólica es más alta.
Por otro lado la presión diastólica se sigue manteniendo en niveles similares. Hace algunos años los doctores no se preocupaban tanto si al hacer las mediciones la presión sistólica salía un poco alta pero la diastólica salía bien.
Sin embargo, estudios recientes como el del doctor Sarwat Chaudhry del Centro Médico West Haven Veterans Affairs han demostrado que el tratamiento con medicamentos para la presión alta es realmente importante para disminuir problemas cardiovasculares serios.
Desde el punto de vista médico, un rango de 140-90 en una persona de más de 60 años no es igual que en un adulto joven de 35 años. Mientras en el primer caso el diagnóstico sería de presión arterial alta, para el segundo todavía estaría en la fase de prehipertensión.
Hay excepciones claras a esta regla, como es el caso de ancianos con diabetes o problemas renales, en los que una medida de 140 mmHg también significa presión alta, debido a dichas dolencias.
En esa primera fase de hipertensión los cambios en los hábitos diarios de vida – como una buena alimentación, evitar el sedentarismo o dejar el tabaco- pueden hacer una enorme diferencia en lo que se refiere a la longevidad del paciente. Pero si el paciente está afectado por varios padecimientos, la medicación, por debajo de 150 mmHg, no supone una ventaja real para su organismo.
Cuando una persona de edad avanzada tiene 150 mmHg o más, es preciso que el médico comience a tratarlo con medicación para disminuir la presión arterial.
¿ Cómo medir la presión arterial en la tercera edad?
Puesto que la presión arterial es normalmente asintomática, es muy importante controlarla a través de un medidor de presión, ya sea de muñeca o de brazo.
La medición de la presión arterial en personas mayores debe hacerse de una manera más rigurosa. Por ejemplo, hay que asegurarse que no haya ingerido café o fumado un cigarrillo por lo menos en la media hora anterior, es aconsejable que utilice manga corta, debe haber ido al baño antes de la medición -una vejiga llena hace que la presión arterial sea más alta- y por último debe haber estado en reposo o sentado por lo menos 5 minutos antes de colocarle el aparato medidor.
Una vez que se han cumplido estos requisitos, para tomar la tensión se seguirán los mismos pasos que con cualquier otro paciente.
- Si la medición se realiza con un tensíometro de muñeca: pondremos el medidor de tensión en la muñeca izquierda sobre la parte interna de ésta para que detecte el pulso. El brazo izquierdo deberá estar relajado y un poco flexionado a la altura del corazón, si puede estar encima de una mesa -en el caso de estar sentados- mucho mejor. La mano debe estar abierta, nunca con el puño cerrado y el medidor debe estar bien apretado en la muñeca. Una vez se haya verificado que todo esta correcto sólo nos queda encender el medidor para que se infle y haga la correspondiente lectura de la tensión arterial.
- Si la medición se realiza con un tensíometro de brazo: la forma de medir es muy similar. Se coloca el brazalete a la altura del bíceps del brazo izquierdo, empezando un poco más arriba del codo, y se ajusta de forma que comprima el brazo pero no apriete, pues al medir se va a hinchar y si está apretado en exceso puede provocar daños. El brazo izquierdo debe estar en una postura donde la muñeca se sitúe a la altura del corazón y si puede reposar en la mesa mientras el paciente está sentado la medición será más exacta. El cuerpo del tensiómetro deberá estar en una base completamente plana y bien nivelada para que pueda medir la tensión y el tubo de paso del aire no debe estar demasiado tenso. Una vez que todo está dispuesto de la forma que hemos explicado sólo hay que presionar el botón para que la máquina comience a insuflar aire y llenar el manguito. Así se podrá medir tanto la presión alta como la baja y en aproximadamente un minuto tendremos los resultados.
Un tensiómetro es necesario a partir de los 60 años
A medida que envejecemos la tensión arterial aumenta de forma inexorable debido a que las arterias se vuelven más rígidas. Por ello es importante contar con un tensiómetro en casa a partir de los 60 años, aunque si se es hombre, fumador o se padece sobrepeso, es aconsejable hacerse con un medidor de presión desde los 35.
Aunque estamos acostumbrados a que en la consulta del doctor la presión arterial se tome con el medidor inflable manual mientras nos ponen el estetoscopio, los tensiómetros actuales digitales pueden hacer la misma función. De hecho no es extraño ver en muchos centros médicos como algunos doctores ya han sustituido el medidor inflable manual por el tensiómetro digital.
En el caso de personas de más de 60 años, los doctores recomiendan tomar la tensión arterial 2 veces al día. Por lo tanto, contar con un tensiómetro en casa es extremadamente útil para las personas mayores, pues les va a permitir estar informados de forma permanente de cómo está su tensión arterial.
Además este control continuado va a ofrecerles pistas acerca de la posible aparición de enfermedades graves, sobre todo de tipo infeccioso. Las infecciones disparan la presión arterial -en cualquier persona pero especialmente en los mayores-, por lo que una presión por encima de lo normal es indicativa de la posible existencia de complicaciones en la salud.
También si el adulto mayor es diabético o sufre problemas renales, una medición de la tensión arterial fuera de lo normal es indicativa de que algo no funciona de forma correcta.
Mi presión sistólica aumentó pero no la diastólica ¿Es normal?
Al llegar a los 60 años de edad es normal que la presión sistólica aumente mientras que la diastólica se mantenga. Esto por sí mismo no es malo. Simplemente demuestra que las arterias se han hecho más rígidas.
Lo importante es conocer la medición de la presión arterial, pues ese dato es el que va a ayudar al médico a evaluar si dicho aumento de la presión sistólica está dentro del rango normal o bien necesita de medicación.
Se considera dentro del rango cuando esté entre 140 o 150. En torno a estos valores normalmente el médico no receta medicación, pero seguramente hará hincapié en un cambio de hábitos de vida. A partir de 150 de presión los doctores han concluido que la medicación es necesaria ya que aporta mayor calidad de vida al paciente.
En definitiva, la presión arterial en la tercera edad se ve claramente afectada por la propia degeneración celular del cuerpo. Sin embargo, con la práctica de hábitos saludables, la subida de la presión no tiene porqué implicar el comienzo de un tratamiento médico.
Conclusión
La prevención es, como siempre, la mejor política, por lo que hacerse con un tensiómetro que permita llevar un control a través de mediciones diarias de la presión es, probablemente, la mejor forma de evitar la aparición de problemas relacionados con una tensión arterial elevada.
Christina G. Nogueira
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