La acidificación de los océanos es un efecto prácticamente desconocido para la amplia mayoría de la población.

Escuchamos cada día información nueva sobre las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y lo relacionamos con daños medioambientales sobre nuestros bosques. Si bien es cierto que nuestra flora se ve muy perjudicada por la contaminación, nuestros mares no son menos.

¿Sabes en qué consiste uno de los efectos más desconocidos del cambio climático? Desde Airalia desgranamos para ti toda la información sobre los efectos de la acidificación de los océanos y cómo puede perjudicarnos.

Bosques, mares y océanos, los grandes damnificados

Bosques y océanos absorben el dióxido de carbono que la actividad humana genera desechándolo a la atmósfera. Si bien los daños sobre la flora terrestre parecen más visibles, los perjuicios sobre los mares y océanos son, de igual modo, dantescos.

24 millones de toneladas. La cifra puede resultar abrumadora si hablásemos de totales anuales, pero resulta más increíble aún cuando se trata de la cantidad DIARIA de dióxido de carbono absorbido por los océanos.

Se calcula que el océano ha absorbido un 30% del dióxido de carbono generado desde la industrialización, lo que desencadena una reacción química que ha causado un grave daño sobre la totalidad de las especies y los ecosistemas marinos al provocar un descenso acusado del pH del agua.

¿Qué produce la acidificación de los océanos?

El proceso de acidificación de los océanos está causado directamente por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono.

El motivo por el que se produce la acidificación de los océanos es que al entrar en contacto el dióxido de carbono, este se disuelve y favorece una reacción química directa con el carbonato cálcico del agua del mar, generando ácido carbónico que, a su vez, aumenta la acidez del agua.

Se dice que un océano está acidificándose cuando absorbe esas emisiones de dióxido de carbono y su pH baja.

ph océano

Actualmente, teniendo en cuenta los valores relativos a la época preindustrial, el pH del agua del mar de nuestro planeta ha descendido 0.2 puntos, de 8.2 a 8.1.

Aunque este dato pueda parecer insignificante, en realidad supone una variación de un 30% en los parámetros de acidez de los océanos.

Una variación así es importante, ya que la alteración del pH supone una modificación sustancial de la composición química del agua, lo que incide de forma directa sobre todos los procesos fisiológicos de los organismos marinos y constituye uno de los mayores efectos de la acidificación de los océanos.

Consecuencias de la acidificación de los océanos, ¿qué podemos esperar?

El panorama, de perpetuarse esta línea de (in)consciencia medioambiental, es poco esperanzador.

En el supuesto de que se perpetúe el aumento de la velocidad de descenso del nivel de acidez, el pH del agua caerá 0.2 unidades antes del año 2050, suponiendo la cifra más baja en los últimos 20 millones de años.

Teniendo en cuenta que los niveles de acidez naturales del océano es de 0.2 puntos, el pH descenderá a finales de este siglo hasta duplicar esa cifra, suponiendo un avance 100 veces superior al que se hubiera producido en cualquier momento del ciclo vital de nuestro planeta.

Efectos de la acidificación de los océanos

La acidificación de los océanos, causas y consecuencias, es un problema tan relevante que, actualmente, es objeto de diversos programas de estudio e investigación de ámbito gubernamental por parte de países como EE.UU. o Reino Unido.

Las consecuencias de la acidificación de los océanos no solo atienden a la biodiversidad y los ecosistemas oceánicos, sino que también tendrá efectos negativos sobre el ser humano.

El océano, la primera en la línea de flotación

Un gran porcentaje de seres que habitan en nuestros océanos, tanto vegetales como animales, utilizan el carbonato de agua marina y el calcio para obtener carbonato de calcio.

Su uso es tan versátil como la formación de arrecifes de coral o las conchas de los moluscos y mariscos.

mundo marino

El daño medioambiental que genera la acidificación de los océanos reduce la disponibilidad de iones de carbonato, incluso haciendo imposible la formación de conchas y esqueletos en algunos organismos bajo condiciones excesivamente bajas de los niveles de pH.

Además, muchos organismos ven debilitados algunos de sus procesos metabólicos, por lo que funciones como la alimentación, la respiración o la reproducción se ven seriamente perjudicadas, mermando la diversidad y resiliencia de las especies.

El hombre y el efecto rebote

Los daños sobre la flora y la fauna oceánica, además de provocar una extinción masiva de especies y un grave efecto sobre la cadena alimentaria, no son indiferentes a la especie humana.

La vida marina no solo es una importante fuente de proteínas animales para la población.

Los daños en la población de peces y crustáceos afectará negativamente a la actividad profesional de casi medio centenar de millones de pescadores a nivel mundial y a un 8% de la población mundial empleada en la industria pesquera.

Casi 170 millones de personas viven de unas aguas cada vez más dañadas como consecuencia de la acidificación de los océanos.

¿Qué podemos hacer? Soluciones para la acidificación de los océanos

Si bien el camino está iniciado, aún queda mucho recorrido y apenas hemos dado pasos efectivos para paliar los problemas de contaminación medioambiental que generan esos serios efectos de la acidificación de los océanos.

El “Acuerdo de París” aprobado en 2016 determinó una serie de medidas estrictas para tratar de reducir los gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.

Además, los sistemas de energía basados en combustibles fósiles deben quedar en el pasado para poder, de forma eficiente, revertir los efectos del dióxido de carbono sobre nuestras aguas y, por añadidura, repercutir sobre la acidificación de los océanos.

Proteger el mar para protegernos a nosotros

La vuelta a la normalidad en los niveles de pH de los océanos sería posible estabilizando las concentraciones de dióxido de carbono por debajo de los 350 ppm.

¿Cómo? Mediante la reducción de las emisiones globales en un 90% antes de 2050, lo que solo podremos conseguir apostando en firme por las fuentes de energía alternativas y renovables.

El sol, el agua y el viento son agentes naturales a nuestra disposición y una de las soluciones para la acidificación de los océanos que haría viable un cambio drástico de la totalidad de los combustibles sólidos como bases energéticas.

El Instituto Holandés para la Investigación Marina ha propuesto aliviar la acidez de los océanos incorporando olivino a las aguas, un mineral rico en magnesio que reacciona fácilmente con el dióxido de carbono favoreciendo el aumento de los niveles de pH marino.

Si bien la medida es prometedora, no soluciona el problema primigenio.

Por eso, si quieres poner tu granito de arena y saber cómo detener la acidificación de los océanos, es tan fácil como apostar por el uso de vehículos eléctricos, pasarse a las energías renovables en la empresa y el hogar, fomentar un consumo energético responsable y reducir el volumen de residuos abrazando también el reciclaje.