Las estadísticas no dejan lugar a la duda. El exceso de velocidad en las carreteras es la principal causa de mortalidad en los accidentes de tráfico.

De poco han servido las campañas de concienciación, ni las sanciones o la retirada de puntos del carnet. Parece claro que nos gusta pisar el acelerador más de la cuenta y que por muchas amenazas que se esgriman contra los conductores, algunos no tienen intención de cambiar esa actitud.

Los límites de velocidad son ignorados sistemáticamente, de manera que llega un punto en que algunos ni siquiera son conscientes de su existencia, y se aventuran a velocidades inadecuadas por tramos en los que su marcha debería ser más prudente.

El resultado es por todos conocido. Cifras de muertes que año tras año siguen mostrando un balance de víctimas aterrador.

Así pues los expertos no paran de darle vueltas al tema tratando de encontrar fórmulas para que al volante todos seamos algo más respetuosos con los límites de velocidad.

“Si las medidas coercitivas no dan resultado -debió pensar alguien- llamemos la atención de los conductores con algo que no puedan ignorar”.

Y de esa reflexión han nacido iniciativas, cuando menos, curiosas.

Bien es cierto que los ejemplos que se mencionan a continuación pueden considerarse una anécdota, pero al menos son una muestra clara de que a veces, pensar fuera de lo convencional, puede ofrecer resultados inesperadamente buenos.

Señoritas en top less en Rusia

Una de estas iniciativas fue la que se implantó a modo de experimento en una localidad rusa con la intención de que de una vez por todas, los conductores dejaran de ignorar las señales de límite de velocidad.

El experimento consistió en ubicar en un tramo de carretera a bellas señoritas vestidas con indumentaria escasa y sugerente portando dichas señales, en lugar de simplemente colocarlas.

Las muchachas, además, estaban autorizadas a portar dichas señales desprovistas de la parte superior de su vestuario, por lo que cuando las levantaban quedaban totalmente a la vista sus encantos femeninos.

Aunque a priori pudiera parecer que colocar chicas semidesnudas junto a la carretera suponía un peligro de distracción para los conductores, lo cierto es que no se produjo ningún accidente por este motivo.

¿Se consiguió limitar la velocidad de los conductores en ese tramo? Sí. Aunque la medida tuvo una consecuencia no prevista por los ideólogos. Dado que la mayoría de conductores masculinos reducían la velocidad para poder admirar durante algunos segundos más la belleza de las chicas, el tramo registró retenciones de tráfico de forma puntual.

Paso de cebra flotante en Islandia

paso de zebra flotanteAunque no se puede negar que la idea de colocar señoritas semidesnudas era original, resulta poco práctica, especialmente cuando se trata de zonas en las que las temperaturas son especialmente bajas, además de ser evidentemente sexista.

Tal vez por esa razón en un pueblecito de Islandia, a alguien se le ocurrió que podría haber otra fórmula que no requiriese de presencia humana y que pudiese ser eficaz con independencia de la temperatura ambiental.

La idea con la que en este pueblo se trató de limitar la velocidad de los vehículos fue la de pintar un paso de peatones con apariencia flotante.

El paso de cebra está pintado de tal forma que cuando un vehículo se acerca el efecto óptico le hace verlo como si las líneas blancas tuviesen volumen y se encontrasen levitando 1 metro por encima del suelo.

Este efecto, sin lugar a dudas, hará que el conductor de cualquier coche reduzca su marcha para, al menos, comprobar que no se trata de una alucinación, con lo cual el efecto buscado se habrá conseguido.

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El problema es que si en ese momento se encuentra cruzando algún peatón, su paso eliminará el efecto óptico y el conductor tomará conciencia de inmediato de lo que sucede.

Respecto al éxito de esta iniciativa, puede considerarse que ha sido relativamente alto.

Ya no porque los conductores que pasan por la zona habitualmente sigan sorprendiéndose con el efecto, sino porque la idea ha resultado tan chocante que ha colocado el foco sobre esta pequeña localidad islandesa, haciendo de ese punto casi una atracción turística.

Como resultado, el paso de cebra se ha hecho tan famoso, y su historia tan popular que resulta imposible ignorarlo.

Los que se lo encuentran por primera vez, por el efecto sorpresa que les genera, y los que ya saben de su existencia, porque conocen su propósito y su popularidad, y en consecuencia se les hace más complicado no respetarlo.

En conclusión, aunque se trate de casos puntuales, parece claro que los ejemplos de Rusia e Islandia demuestran la necesidad de ser más creativos a la hora de encontrar soluciones para los problemas de tráfico.

Las multas y sanciones está claro que no funcionan. ¿Tienes tú alguna idea brillante para acabar con el problema del exceso de velocidad?