Aunque sea algo con lo que una gran mayoría haya convivido casi desde siempre, cada Otoño se reaviva la polémica acerca del cambio de hora.

Principalmente porque, aunque su objetivo sea reducir el consumo eléctrico, hay serias dudas de que esto se consiga de una forma efectiva, pero muy pocas acerca de cómo nos afecta.

Si bien no es algo que todo el mundo experimente en el mismo grado, lo cierto es que los desajustes que se producen en el organismo a raíz de este cambio son indiscutibles.

Incluso a nivel psicológico no es extraño encontrar episodios ligeros de depresión, irritabilidad y decaimiento en el periodo que va desde el cambio de hora hasta que nos acostumbramos a la nueva situación.

Recientemente se ha sabido que la Comisión Europea se plantea eliminar el cambio de horario en los próximos años, lo que pone a los países de la Eurozona en la tesitura de tener que elegir si prefieren vivir en el horario de invierno o en el de verano.

En este sentido cada país tendrá libertad de elección, y en España ya se ha comenzado a debatir sobre ello.

¿Es real el ahorro energético del cambio de hora?

El hipotético ahorro de energía no está nada claro. Al menos no en el grado necesario como para justificar una medida así.

El cambio de hora se implantó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial en Alemania y sus países aliados, por lo que lleva en vigor algo más de un siglo. En España se ha aplicado de forma continuada desde 1974, tras la crisis mundial del petróleo que obligó a tomar medidas de ahorro energético.

cambio de hora ahorro energiaEn la actualidad esta variación horaria se produce dos veces al año en más de 70 países del mundo y se ven afectadas por ella unos 1500 millones de personas.

Según los especialistas que han estudiado el tema, en su momento podía ser una medida justificada dado que por entonces las sociedades se guiaban por el horario solar, pero desde hace ya mucho esto no es así.

Las estimaciones que se han llevado a cabo tampoco demuestran que el ahorro sea tan importante. A nivel europeo se cree que apenas supone entre un 0,5 y un 2,5% de ahorro sobre el consumo global, y en lo que se refiere a nuestro país, las cifra que se manejan hablan de un 5% anual.

¿Cuánto supone este 5% en dinero? Aproximadamente unos 300 millones de euros anuales. Una cantidad ciertamente poco significativa como para justificar una medida que afecta a tanta gente.

¿Horario de invierno o de verano?

Una vez que parece clara la intención de la Comisión Europea de acabar con esta medida, la disyuntiva que se plantea en España es si preferimos vivir en el horario de invierno o en el de verano.

Si ya es difícil conseguir un consenso en este tema en cualquier país, mucho más lo es en España, donde ponernos de acuerdo para algo sólo es posible el 31 de Diciembre a las 12 de la noche.

A raíz de conocerse la noticia de que esta variación horaria será eliminada en los próximos años, ya ha comenzado a debatirse sobre qué horario deberíamos escoger.

Y no es una cuestión baladí, porque afectará en buena medida la vida y los negocios. Así, por ejemplo, el gremio de hostelería apuesta claramente por que el horario que finalmente se instaure sea el de Verano, ya que supone más horas de sol, y en consecuencia, más ingresos para sus establecimientos.

Otras personas no lo ven tan claro, especialmente quienes viven en Galicia y las regiones más occidentales. La implantación de ese horario les supondría tener que levantarse cuando todavía no ha amanecido, lo cual no resulta el panorama más alentador para comenzar la jornada.

Lo que es seguro es que llegado el momento de tomar la decisión, se levantará una considerable polvareda. Quizás por eso, y para evitar que las consecuencia de una decisión impopular les afecten, el actual gobierno ha decidido que sea un comité de expertos quien valore el tema y tome la decisión final.

Sin embargo resulta difícil creer que según se acerque el momento no vayan a existir presiones motivadas por intereses económicos.

Una decisión de este tipo que tiene carácter permanente tendrá notables consecuencias y los sectores afectados tratarán, con toda probabilidad, de que la decisión sea la más favorable para sus intereses.

La realidad es que sea cual sea la decisión tendremos que acostumbrarnos a una nueva realidad, la de vivir desde ese momento con días más largos o tener que adaptarnos a que la noche caiga pronto y olvidarnos de esas larga jornadas del mes de Junio en las que el sol sigue presente más allá de las 9.