El purificador de aire Fellowes AeraMax DX-95 lo podemos categorizar como uno de gama media. No llega a ser alta del todo porque quizá le falte un poco de efectividad en espacios más grandes, ni baja porque sus filtros realizan todas las funciones que hay que exigir a un purificador para pagar un precio así por él.

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Comenzando por las especificaciones físicas, nos encontramos con que sus dimensiones son considerables. Es decir, no son su punto fuerte. El ancho x profundidad x altura alcanza los 40 x 20.7 x 64 cm, por lo que es complicado que pase desapercibido en nuestro salón. Su diseño en cambio es bastante bonito, por lo que tampoco tiene por qué ser un dato negativo. El peso se queda en 6 kg, por lo que si no tenemos que ir a cuestas con él de un lado a otro es más que aceptable.

De características internas, vamos a dejar los filtros para luego y a comentar sus datos objetivos. Tiene una potencia de 86W, bastante alta si nos fijamos en la capacidad; es decir, en el tamaño máximo de la habitación para que su efecto se optimice: 28 metros cuadrados, por lo que en muchos lugares de la casa podría quedarse corto, especialmente en salones de dimensiones considerablemente grandes. Esta es quizá su característica más floja, ya que para tal potencia se esperaría que cubriera habitaciones más grandes.

El filtrado, en cambio, es lo exigible. El purificador de aire Fellowes AeraMax DX-95 trae dos filtros: uno de ellos el HEPA, que elimina el 99.97% de partículas superiores a los 0.3 micrones de tamaño, y otro de carbono, que se encarga de eliminar los elementos que producen mal olor. De esta manera, la habitación puede quedar libre de moho, polen, ácaros, humos y pelos de mascotas, y perfectamente habilitada para dormir en ella. De hecho, recomendamos este purificador de aire como perfecto para los dormitorios.

Una de sus principales características es la velocidad. Se puede regular en cuatro niveles: baja, media, alta y turbo. Cuanta más le demos, más rápido limpiará el aire; en cambio, ello conlleva un aumento considerable del ruido. Teóricamente, éste varía de una velocidad a otra: 40, 50, 60 y 70 decibelios respectivamente para el rango de velocidades permitido, ordenado de menor a mayor. Para dormir, en la velocidad baja, el ruido no es nada excesivo según nuestro punto de vista, por lo que no es una mala opción. En cambio no tiene la posibilidad de programarse, por lo que la idea de irse a dormir dejando el aparato encendido es impensable si no queremos que el consumo de la luz se dispare hasta el cielo. Lo ideal es, por tanto, dejarlo un rato antes de irse a dormir; su potencia hará que merezca la pena y que no haga falta tenerlo puesto durante la noche, lo que además nos librará del normalmente molesto ruido generado por estos aparatos.